Basquet Caliente

Cerrando un año de opiniones

En todo este año, gracias a este espacio de opinión generado por Básquet Caliente, hemos vertido opiniones basadas en la temática estrictamente institucional, profesional y que se relacionan directamente con el futuro de los clubes. En esta última entrega del año, es importante realizar un balance de todo lo expresado en estas columnas y llegar a un punto de convergencia para pensar lo que se viene.

Desde el momento que aceptamos incorporarnos a estas editoriales, fue porque entendimos que desde nuestro lugar, podemos dar un apoyo profesional y de análisis al deporte.

Nuestro país deportivo sufre o adolece de algunas imperfecciones institucionales que no le han permitido a los clubes avanzar o crecer como tales y hoy, poseen una total dependencia del mecenas de turno o de colectores grupales que no dejan de ser una inyección muy limitada. La idea no es buscar culpables, pero si entender que debe existir un camino o una guía por aquellos que tienen la responsabilidad de conducción asociacionista o federativa.

No se trata de críticas infundadas, pero incentivar a los clubes a generar organigramas, planes, estrategias, darles herramientas que los puedan ayudar a lograr una mínima auto sustentabilidad, es responsabilidad de quienes tienen a su cargo los diferentes deportes.

Las distintas opiniones son importantes, no hay verdades absolutas, pero no reconozco ni acepto a aquellos que dicen: “no hay mercado”, “hay poca gente”, “los clubes hacen lo que pueden” y otras tantas frases decadentes. Parafrasear esos conceptos es parte de una incapacidad que no permite tener una óptica de futuro y que la miopía del “no hacer” no les deja ver lo que puede ser un cambio.

Cuando se habla de “mercado” o de “poca gente”, nadie descubre nada, que Uruguay tiene una problemática de baja capacidad demográfica, es de conocimiento de todos. Entonces, ante eso, nos quedamos de brazos cruzados mirando al cielo. Me parece que no, que deberían de buscarse alternativas que superen esas paradigmáticas y patéticas frases. El interior de la República O. del Uruguay, dieciocho departamentos con más de la mitad de la demografía del país me genera la siguiente pregunta: ¿No es ese un mercado y con gente?

¿Cuándo las Asociaciones o Federaciones, van a entender que los torneos que se dicen Ligas o Uruguayos, corresponden a todo el país?

¿Por qué se subestima al interior, a sus clubes, a su gente, a sus estructuras y a sus plazas deportivas?

Si alguien dice que eso no es así,  a las pruebas me remito, porque no se ven integraciones o incorporaciones de las plazas del resto del país con más del 50% de la población del Uruguay.

El interior  permite muchas oportunidades: público, dirigentes, jugadores, infraestructura.

En tanto y en cuanto no haya dirigentes que miren el Uruguay globalmente, seguiremos en este pequeño territorio Montevideano, donde todos “apretados”, vamos cerrando los caminos.

Como final, debe tenerse en cuenta que trabajar con las Instituciones para el orden de los torneos, los partidos, es parte de un avance. Organizar los partidos como eventos, incentivando al público, poniendo la creatividad al servicio del deporte y tantas ideas que ayudan a agiornar los espectáculos.

¿Cómo se logra esto?

Con dirigentes eficientes, efectivos, abiertos a las ideas, trabajando mancomunadamente con todos aquellos que aporten.

Con Clubes apuntados al desarrollo.

Con un trabajo interno desde dentro de cada Institución hacia el exterior, insertando a la comunidad que la rodea.

Por lo tanto, lo que hemos publicado este año en las columnas de opinión, tiene un punto de convergencia con esta nota de cierre del año en curso. Porque para aplicar todo lo inherente a las estrategias y lo que emerge de las ciencias empresariales aplicadas al deporte, tiene la necesidad de incorporar personas, grupos, acercarse a la profesionalización. Las egolatrías tan comunes, los espacios cerrados para acumular “poder”, las necesidades continuas de personalismos perimidos, son los principales enemigos del avance institucional del deporte y de sus clubes asociados. Las perpetuaciones directrices no son el mejor mecanismo de cambio y más cuando se forman círculos cerrados de dirección, que no permiten la renovación. Al hablar de rejuvenecer las ideas no solo pasa por la edad de quienes participan, sino por la mentalidad y el profesionalismo de los nuevos conductores. Las mentes no tienen edades cronológicas cuando estas están abiertas a los cambios y a las nuevas ideas.

De nada sirve hablar del cambio, cuando se sigue haciendo lo mismo.

Cierro este año con una frase que vale mucho para el deporte uruguayo:

Las mentes superiores discuten las ideas

Las mentes promedio, discuten los eventos

Las mentes pequeñas discuten a las personas

Feliz año para todos y gracias a Basquet Caliente por la oportunidad.

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